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GEOFORO IBEROAMERICANO SOBRE EDUCACIÓN, GEOGRAFÍA Y SOCIEDAD

Manifiesto educativo

Queridos amigos y amigas de Geoforo: Desde la RED IRES (Investigación y Renovación Escolar) estamos realizando una campaña de recogida de firmas en torno al Manifiesto pedagógico "NO ES VERDAD", en el que tratamos de desmitificar ciertos estereotipos muy extendidos sobre la educación en España –pero que, con seguridad, tienen su correlato en países hermanos- y aportamos algunas ideas sobre los cambios necesarios para superar el importante fracaso escolar, que es un problema muy importante, pero que no puede ser analizado desde perspectivas tan simplificadoras como las que con frecuencia vemos en la prensa y otros medios de comunicación.

Me parece interesante dar a conocer el Manifiesto a través de este Foro, que, partiendo del interés por el papel educativo de la geografía, se ocupa, en último término, de problemas básicos de la educación. Nuestra intención es, ante todo, promover un debate más serio y complejo sobre estos temas y, en segundo lugar, buscar el apoyo y la adhesión mediante su firma, así como su difusión.

Podéis acceder al Manifiesto en la página de la Red IRES: www.redires.net. Además de en español, tenéis el texto en catalán, vasco y gallego. Más concretamente en la dirección que sigue tenéis una versión maquetada y preparada para exponer y difundir: http://www.redires.net/NO_ES_VERDAD.pdf.

Podéis expresar vuestra adhesión mediante la firma directamente en la página de recogida de firmas: http://www.firmasonline.com/1firmas/camp1.asp?C=1821

La campaña incluye, asimismo, la posibilidad de hacer una aportación voluntaria para poder publicar el Manifiesto en un periódico de difusión estatal (ya han salido noticias breves en prensa, pero creemos que una página de publicidad en un periódico de gran tirada haría llegar este debate a mucha gente). La aportación económica se puede hacer realizando una transferencia al banco Triodos (banca ética y sostenible) a la c/c:

1491 0001 24 0010005933 a nombre de “Asociación para la Investigación y Renovación Escolar”.

Así, pues, si, tras conocer el Manifiesto “No es verdad”, estáis de acuerdo con lo fundamental de su contenido, además de realizar la adhesión personal, podéis difundirlo a las personas, colectivos y organizaciones que consideréis oportuno, pues también es importante su firma por parte de colectivos y entidades diversas, como ya se está haciendo (si miráis en la página web de firmas).

Gracias por vuestra atención y un cordial saludo

Paco García


1 comentario

José Armando Santiago Rivera -

Entre los años ochenta y noventa del siglo XX, el término globalización se hizo cotidiano en el discurso político, en la discusión económico-financiera y abundó excesivamente en los medios de comunicación. Un punto de partida fue la explicación que George Busch (Padre) hiciera al nuevo orden económico mundial, bajo el signo del neoliberalismo, el alcance planetario del sistema capitalista y la unificación aldeana para calificar la unicidad civilizatoria y cultural del globo terráqueo.

Un rasgo importante fue, en consecuencia, el significado de escenario unipolar asignado al predominio del capital sobre el resto de posturas ideológicas y políticas. Eso derivó en el desvío del discurso tradicional de países del Primer Mundo (Industriales-Capitalistas), el Mundo Soviético (Comunista) y el Tercer Mundo (Países Subdesarrollados). La exclusividad neoliberal determinó la muerte de la historia, la escuela, la desaparición de las fronteras y la existencia del mercado único.

Esta situación encontró, en ese lapso socio-histórico, poco eco en los espacios académicos. Las rutinas todavía se aferraban a reflexionar sobre los acontecimientos inciertos y paradójicos, como si no ocurriesen cambios profundos y contundentes. Un aspecto relevante ocurrió en la enseñanza de la geografía. Los fundamentos que sirvieron para echar las bases de su inclusión curricular, a fines del siglo XVIII, en Prusia, estaban vigentes en este escenario epocal tan complejo, volátil, dinámico y cambiante.

Si los conocimientos y prácticas de la enseñanza geográfica se limitaban a describir la realidad en sus especificidades naturales y demográficas, fundamentalmente, emergió una interrogante: ¿cómo esta enseñanza de la geografía puede dar respuesta a la necesidad de formar al ciudadano que vive el siglo XXI tan tecnologizado y alienado?. Todavía hay reflexión sobre esta pregunta, pues en las reformas curriculares se barnizan cambios para preservar los sustentos positivistas; por cierto, muy alejados de los avances cualitativos en la ciencia social.

¿Por qué se debate sobre las ramas del problema y no se va al tronco de la cuestión?. Una respuesta es la vigencia del pensamiento positivo para sostener una educación tecnocrática, que circunscribe la formación del ciudadano al logro de competencias y descarta la formación humana y social, porque se requiere mano de obra calificada para consolidar el desarrollo empresarial. Otra inquietud es que vemos como la enseñanza geográfica tiende a desaparecer de los planes de estudio, a pesar que tradicionalmente se le ha asignado la finalidad de fortalecer el amor a la patria, la consolidación de la nacionalidad y el afecto al territorio.

De allí que sea razonable entender que los temas de la globalización son referencias muy someras, aunque los docentes y los estudiantes tienen acceso a esa realidad socio-histórica, más que todo en los medios, donde las noticias citan lo global en forma muy constante. Lo más preocupante es que persiste una práctica para transmitir contenidos disciplinares de acento absoluto. Los temas geográficos son el relieve, tipos de relieve, el suelo, tipos de suelo, la ciudad, sus características, por ejemplo. La realidad vivida está ausente por no decir, no está prevista como contenido de enseñanza.
Esta enseñanza geográfica resulta obsoleta, indiferente y descontextualizada de los acontecimientos del mundo globalizado. Aquí es necesario llamar la atención pues en los espacios académicos se elaboran y promueven otros discursos para renovar la práctica escolar de esta disciplina. Pero la distancia entre los aportes teóricos y metodológicos que elaboran los expertos, es abismal con lo que ocurre en el aula de clase, donde se enseña simplemente conocimientos estables, inmutables e inalterables.

Quiere decir que se enseña el clima, pero no se aborda la temática del calentamiento global; el equilibrio ecológico y se desatienden los eventos socio-ambientales; se explica el contenido ciudad, pero se deja a un lado el hacinamiento urbano; por ejemplo. Para explicar esta situación necesariamente se debe tomar en cuenta la permanencia de la concepción geográfica descriptiva y la pedagogía transmisiva tradicional como única opción para facilitar los contenidos geográficos.

Es razonable entender la condición de marginalidad que vive la enseñanza de la geografía en la actualidad. Mientras la geografía de la televisión es más actualizada e interesante, la geografía escolar preserva una orientación que de signo obsoleto. Mientras la ciencia social se inclina a explicar sus temáticas de interés con la participación y protagonismo de los actores de los hechos geográficos, la clase de geografía es rutinaria y mecánica. Mientras los medios divulgan temáticas del mundo global, la enseñanza geográfica en aula, debate sobre la geografía física y la geografía humana simplemente.

Estimados colegas, ¿Hacia dónde vamos?, pudiese ser la interrogante a formular, pues preocupa que hay ausencia del debate epistemológico. En efecto, el debate debe ir en otra dirección: ¿Qué ciudadano formamos, para qué lo formamos y por qué?. En eso, la enseñanza de la geografía debe comenzar por colocarse frente al espejo de la realidad geográfica de la globalización y formularse interrogantes que orienten su renovación con pertinencia y coherencia con sus acontecimientos.

En esa dirección debe ser prioritaria la mirada interdisciplinaria, epistemológica y socio-histórica. Es necesario reiniciar el camino, tantas veces comenzado, pues desde hace años pensamos que debe haber un viraje, pero nada hacemos para que llegue. El experto debe explorar otras vías donde el incentivo sea investigar y no facilitar recetas para enseñar geografía; el docente debe ser más creativo y critico, pues debe comprender que los acontecimientos cambian y la realidad también; los centros académicos deben entender, de una vez por todas que enseñar geografía debe tener como finalidad la formación humana y social para saber vivir en la complejidad del mundo global.